Cómo hacer repollo rehogado con ajo y pimentón. Receta fácil paso a paso. Aprende a preparar un rico repollo a la sartén. Un primer plato o acompañamiento delicioso.
¿Quieres saber cómo hacer repollo rehogado con ajo y pimentón?
Lo primero de todo, para hacer este repollo rehogado con ajo y pimentón, decirte que si te gusta más hervido lo puedes meter en la olla con agua y sal y cuando esté tierno escurrirlo bien y seguir con la receta. En cambio, a mi me gusta hacerlo a la sartén todo. Le pongo un chorrito de agua, tapo la sartén y dejo que se haga con el vapor. Eso sí, hay que vigilar bien para que no se queme.
El resto de la preparación va en el título de la receta. Vamos a dorar una buena cantidad de ajos en aceite de oliva. No te asustes, se que son muchos, pero es uno de los ingredientes principales y además le va a quedar genial. ¡Eso sí! ¡No dejes que se quemen! O de lo contrario le van a dar un sabor amargo. El resto de la preparación del repollo rehogado con ajo y pimentón es echarlo todo dentro de la sartén y rehogar.
Receta de repollo rehogado con ajo y pimentón
Ingredientes
500 g. de repollo cortado en tiras (sin la parte dura del tronco)
3 o 4 dientes de ajo laminados
1 cucharadita de pimentón dulce
3 o 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta
Elaboración
Calentar el aceite de oliva en una sartén grande junto con los ajos.
Cuando los ajos estén dorados retirarlos y añadir el repollo y salpimentar.
Rehogar unos 5 minutos a fuego medio, removiendo con frecuencia para que no se queme.
Echar un chorrito de agua, tapar y cocer a fuego medio otros 5 minutos o hasta que el repollo esté al gusto. Remover con frecuencia. A mi no me gusta demasiado hecho.
Destapar y rehogar hasta que se haya secado.
Espolvorear el pimentón, mezclar bien y rehogar un par de minutos más.
¡Y ya está! Servir enseguida. ¡Buen provecho!
Sugerencias, trucos y consejos
Puedes servir el repollo rehogado con ajo y pimentón como primer plato de verduras o como acompañamiento.
Presta mucha atención a que los ajos no se quemen ni se doren en exceso pues se corre el riesgo de que den un sabor amargo.