Parece increíble que durante un tiempo, en Madrid se celebrara una fiesta religiosa, que después se prohibió por indecente: la Tarasca.
Durante el siglo XVI se celebraba en Madrid la fiesta del Corpus Christi. Ya sé que esto lo conoces, pero lo que no sabes es cómo se celebraba antes y como acabó la tradición. Así que allá vamos.
El Corpus Christi era una fiesta muy apreciada en Madrid, especialmente porque los reyes participaban de ella y salían de su palacio para mezclarse con el pueblo, algo que no se veía todos los días.
La fiesta consistía en sacar la custodia de la iglesia y hacer un pequeño recorrido a pie, vamos, una procesión en toda regla. Y ya se tiene constancia que alguna vez Isabel la Católica participó en la fiesta (aún cuando Madrid no era capital, ni tenía obispado).
Pero lo curioso es que a la custodia le precedía La Tarasca, esta era una figura móvil en forma de dragón de papel o madera que estaba articulada y atemorizaba a los congregados. Dentro iban algunas personas que lo hacían moverse. Al mas puro estilo de los dragones chinos.
Encima de la Tarasca iba una mujer disfrazada. Ambas representaban el mal mediante el demonio y la lujuria. Paseaban por la ciudad y la gente les tiraba piedras y les abucheaban hasta dejar la figura completamente destrozada.
Poco a poco la fiesta fue haciéndose cada vez mas popular, tanto que la mujer que acompañaba a la Tarasca era imitada por todas las mujeres de la época.
Todo Madrid se convertía en un escenario teatral y como suele pasar, las cosas se iban de madre. Progresivamente los reyes dejaron de acudir a la cita y el 21 de julio de 1780, la fiesta fue totalmente prohibida por Carlos III por indecente y amoral.
Comments