Un nuevo estudio sugiere que el legendario conquistador mongol falleció tras contraer la peste negra o bubónica durante el asedio a la capital del Imperio de Xi Xia.
El célebre conquistador mongol Gengis Kan falleció en el año 1227, pero la causa de su muerte es un debatido misterio que cuenta con numerosas teorías y leyendas. La más rocambolesca asegura que el temible guerrero se desangró tras ser acuchillado o castrado por una princesa tangut, un pueblo asentado en el noreste de la actual China. Otras hipótesis explican que pudo morir a causa de las heridas provocadas por una caída de su caballo, por un flechazo envenenado o directamente en batalla contra un ejército chino.
Un nuevo estudio científico, basado en la investigación de fuentes históricas y publicado en la revista International Journal of Infectious Diseases, propone ahora una explicación diferente: Gengis Kan pudo haber sido una víctima de la peste bubónica. Los investigadores de la Universidad de Adelaida, en Australia, consideran que una mirada crítica a las pruebas disponibles empuja a esta conclusión como el escenario clínico más probable. Aseguran que las muertes de muchas figuras históricas se han mitificado, cuando lo más lógico es pensar que también se vieron afectadas por las enfermedades pandémicas que acabaron con millones de personas.
El artífice del Imperio mongol, que amasó un territorio dos veces mayor que el romano, comenzó a encontrarse mal, con fiebre, en un lapso de tiempo comprendido entre el 18 y el 25 de agosto de 1227, durante el asedio a la capital de Xi Xia, según La historia de Yuan, una de las Veinticuatro Historias del pasado de China. Ocho días después de la aparición de los primeros síntomas, Gengis Kan murió. Tenía 65 años. Algunos historiadores han sugerido como causa del fallecimiento una fiebre tifoidea, pero en el nuevo estudio se descarta porque no hay ninguna mención a que el guerrero presentara los síntomas típicos de esta enfermedad, como dolor abdominal y vómitos.
"En lugar de interpretaciones espectaculares, altamente sofisticadas o incluso más lógicamente aceptables (por ejemplo, el tifus) de la causa de la muerte de Gengis Kan, el cuadro clínico informado y la duración de la enfermedad, particularmente dadas las circunstancias generales de la plaga que se apoderó de su ejército ya en 1226, conduce a sugerir una conclusión más razonable y un diagnóstico retrospectivo, el de la peste bubónica, una enfermedad muy antigua, que cambió la historia y que aún está presente", señalan los investigadores.
Tumba perdida
La razón que explica las numerosas teorías sobre la muerte del conquistador mongol casa con un segundo misterio: la ubicación exacta de su tumba. Es un enigma que desde hace décadas rompe la cabeza de historiadores, arqueólogos y cazadores de tumbas. Gengis Kan ordenó a sus familiares y seguidores que su cuerpo fuera sepultado en un lugar lo más secreto posible. En ese momento, según las creencias de la cultura mongola, los cadáveres de los reyes conservaban su poder divino, por lo que eran inhumados en lugares recónditos, especialmente en las montañas, el sitio terrestre más cercano al cielo.
Pero había más opciones, como enterrar el cuerpo en un pozo excavado en un campo. Las leyendas en este sentido hablan de que la tumba de Gengis Kan fue pisoteada por mil caballos con la finalidad borrar cualquier rastro, e incluso que los guerreros que le dieron sepultura fueron pasados a cuchillo para que el secreto de la localización nunca fuese revelado. Las numerosas investigaciones y expediciones organizadas para tratar de hallar la tumba han resultado infructuosas.
"Si bien la ubicación exacta del lugar de enterramiento de Gengis Kan puede seguir siendo un misterio para siempre, una mirada más cercana a la probabilidad clínica y el contexto histórico-médico general de su campaña final puede ayudar a los estudiosos de su vida a arrojar luz sobre las circunstancias de su fallecimiento, así como a enfatizar la necesidad de tener en cuenta las enfermedades pandémicas como causas generales de muerte de personalidades históricas en lugar de tratar de asumir causas de muerte particulares y excepcionales", concluyen los autores del estudio.
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