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Foto del escritorAndrés Cifuentes

La coronación de Carlomagno como emperador

EL INICIO DEL FEUDALISMO EN EUROPA


El 25 de diciembre del año 800, el rey franco Carlomagno fue coronado como Emperador de los Romanos en la basílica de San Pedro en Roma. Con este gesto, el Papa buscaba restaurar la autoridad de la Cristiandad occidental en la figura de un nuevo líder, transfiriendo de nuevo a Roma el poder efectivo y simbólico que había perdido en favor de Constantinopla.

"La coronación de Carlomagno", fresco pintado por Rafael y sus ayudantes entre los años 1516 y 1517. Representa el momento en que Carlomagno es coronado emperador por el Papa León III, el 25 de diciembre del año 800.


Carlomagno es considerado a menudo como el padre de la Europa medieval por varias razones: puso los cimientos del que sería el Sacro Imperio Romano Germánico, primera potencia imperial que había visto Europa desde la deposición del último emperador romano; absorbió a los pueblos germánicos dentro de la sociedad; y probablemente lo más importante: al gobernar sobre territorio demasiado extenso para controlarlo de manera directa, puso las bases del sistema feudal basado en el vasallaje.


Su coronación se convirtió, de este modo, en el corte definitivo entre los últimos vestigios de la Antigüedad tardía y la Europa propiamente medieval. Un momento clave en la historia del viejo continente que tuvo lugar en Roma la noche de Navidad del 800 d.C..


LA CONVENIENTE CORONACIÓN DEL EMPERADOR


La coronación de Carlomagno como emperador fue, ante todo, una cuestión de conveniencia entre él y el Papa León III, al que había ofrecido protección tras escapar de un intento de asesinato y refugiarse en su corte. Carlomagno, que en ese momento había ampliado desmesuradamente el reino franco por medio de las armas, para mantener su control necesitaba la autoridad moral que sólo el Papa le podía conceder. Por su parte, León III requería de un protector poderoso que le garantizara su lugar al frente de la Iglesia y su propia vida. Además, Carlomagno era el hombre que necesitaba para restaurar del liderazgo de la Cristiandad occidental frente al poder de Constantinopla.

La coronación de Carlomagno como emperador fue, ante todo, una cuestión de conveniencia entre él y el Papa León III.

En otoño del año 800, el rey franco acompañó a León III a Roma, asegurándole su protección frente a sus opositores en la Iglesia y restaurando su poder como Papa. Ya fuera por iniciativa del pontífice o más seguramente por un acuerdo entre ambos, durante la misa de Navidad celebrada en la antigua basílica de San Pedro, Carlomagno se arrodilló frente al altar para rezar, momento en el cual León III lo coronó como Emperador de los Romanos: un título que sancionaba su autoridad sobre los nobles de cualquier rango en los territorios bajo el dominio franco.


EL PODER DEL IMPERIO


El camino hacia un nuevo poder imperial fuerte se demostró más arduo de lo que esperaba: a su muerte en el año 814, el imperio Carolingio no tardó en disgregarse de nuevo en diversos reinos. Sin embargo, la figura de Carlomagno permanecería como referente del primer emperador europeo de la Edad Media, inspirando las ansias de poder de quienes le seguirían y convirtiéndose en una suerte de figura mítica, como lo fue en la Antigüedad el otro emperador al que se le dio el epíteto de “magno”: Alejandro III de Macedonia.


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