El 26 de abril de 1937. la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana bombardearon la localidad vasca de Guernica, provocando centenares de muertos. ¿Quién dio la orden?
A la falta de datos oficiales sobre las bajas civiles se añade el silencio obligado que impuso la dictadura franquista sobre lo ocurrido en la localidad vasca. Días después, las tropas rebeldes (requetés, marroquíes y alemanes) entraron en Guernica borrando las huellas de lo sucedido. “A los prisioneros de guerra obligados a llevar a cabo las labores de desescombro, cuando encontraban cadáveres, los obligaban a continuar trabajando sin realizar ningún registro”, afirma Irujo. Así, los restos de las víctimas fueron retirados con los escombros y depositados en vertederos.
Lo que sí se sabe es quiénes perpetraron el brutal bombardeo. Fueron los pilotos alemanes de la Legión Cóndor, al mando del teniente coronel Wolfram von Richthofen (primo del famoso aviador de la I Guerra Mundial, más conocido como el Barón Rojo), y los italianos de la Aviación Legionaria. Parece claro que el objetivo del bombardeo era destruir la localidad, habida cuenta de la cantidad de bombas explosivas e incendiarias que se utilizaron. Sin embargo, no existe un consenso tan claro cuando se plantea quién lo ordenó. ¿Fue el general Franco o se trató de una iniciativa personal de Von Richthofen?
El historiador Ángel Viñas cree que la orden de atacar la dieron los mandos franquistas. “Lo que ocurrió es que ni Franco ni los nazis pensaron que el bombardeo de la localidad vasca iba a tener tal eco en la prensa internacional de la época. Aquello les pilló con el pie cambiado”, alega. Para Xabier Irujo, no hay duda al respecto: “Nadie más que Franco podía ordenar un bombardeo sobre una población. Además, la movilización de 59 aviones –el 20% de la fuerza aérea rebelde en abril de 1937– sobre un único objetivo durante tres horas y media no pudo pasar inadvertida al general Kindelán, jefe de las Fuerzas Aéreas golpistas”.
“En el caso de Guernica, todavía hoy estamos luchando contra la mentira”, afirmó el hispanista británico Paul Preston en un encuentro de historiadores que se celebró en la villa vasca en 2017 para conmemorar el 80º aniversario de aquel ataque aéreo. “El mensaje del franquismo de que la ciudad la habían destruido los mineros asturianos (del Frente Popular) y los gudaris vascos constituye un ejemplo perfecto de esa posverdad y difusión de falsedades tan de moda hoy día”, señaló Preston, quien subrayó el actual resurgimiento de actitudes franquistas no ya entre historiadores de cierto signo, sino también entre muchos universitarios.
¿En el bombardeo confluyeron distintos intereses de franquistas y alemanes? Preston, Viñas e Irujo creen que sí. Si Franco buscaba castigar ejemplarmente a los gudaris vascos que se habían alineado con la II República, el responsable de la Legión Cóndor, Von Richthofen, quería demostrarle por su parte a Hitler el poder destructivo de la aviación en una guerra moderna: Guernica fue un banco de pruebas para los horrores que se iban a producir pocos años después en la II Guerra Mundial. Además, los alemanes buscaban convencer a los franquistas de que la mejor manera de terminar con la resistencia republicana en Bilbao no pasaba por un avance a través de Durango; Von Richthofen sabía que, destruyendo Guernica, los rebeldes tendrían el camino expedito para dominar Euskadi.
Repercusión internacional
Por otra parte, la Aviación Legionaria italiana necesitaba urgentemente una victoria para tratar de salvar la cara tras su desastrosa derrota en la batalla de Guadalajara en marzo de 1937, cuando se produjo el último intento de Franco por apoderarse de Madrid. En esa operación, los cazas soviéticos de la aviación republicana barrieron a las tropas fascistas, que sufrieron unas 6.000 bajas entre muertos y heridos. Asimismo, la villa vasca constituía un centro clave de comunicaciones para las tropas republicanas y en su extrarradio se encontraba la fábrica de armamento Astra: otra razón para acabar con ella. Y además los alemanes trataban de convencer a Franco de que el avance terrestre sería más rápido si se aprovechaba la capacidad destructiva de la aviación.
Algunos corresponsales extranjeros, como George Steer, del diario conservador The Times, fueron testigos de los efectos que causaron las bombas de la Legión Cóndor y de la Aviación Legionaria en Guernica. Sus crónicas sobre el bombardeo fueron recogidas en la prensa internacional y su repercusión fue enorme. En pocas horas, la opinión pública de las democracias occidentales reaccionó ante la barbarie cometida.
Fuente: www.muyhistoria.es/contemporanea
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