Actualmente, los paraísos fiscales han saltado de nuevo a la palestra de la actualidad debido al fenómeno youtuber. Más concretamente a la “fuga” de estos creadores de contenido a Andorra, que, aunque técnicamente no es un paraíso fiscal, su sistema impositivo es altamente ventajoso con respecto a España y la mayoría de los países europeos.
Pero obviamente los youtubers son solo la punta del iceberg de la actualidad ya que la historia de los paraísos fiscales se remonta mucho tiempo en la historia, miles de años. Más concretamente a la época de los romanos.
La fiscalidad a. C.
Los impuestos son un sistema público recaudatorio que ha funcionado durante miles de años, y los romanos ya los utilizaban. Y como tal también se utilizaban, eliminándolos, para diferentes propósitos. En el año 166 a.C. la Republica romana se hizo con la Isla de Delos (actualmente Grecia), que a su vez transfirió a Grecia. En ella se hallaba un pequeño pero importante puerto que fue declarado franco. Es decir, exento de impuestos para los comerciantes. ¿Para qué? Para atraer a comerciantes de todo el Mediterráneo y así competir contra los Rodios, quienes hasta entonces manejaban la mayoría del tráfico comercial. Esta fue una de las primeras “semillas” de lo que hoy conocemos como paraísos fiscales.
¿Por qué “paraíso”?
Para explicar bien el origen de los paraísos fiscales primero se debe entender la etimología del concepto. Todos estamos acostumbrados al nombre de “paraíso fiscal” pero ¿de dónde proviene?
De un error de traducción. Lo cierto es que a estos fiscalmente aventajados territorios se les conoce en inglés como “tax haven” (refugio fiscal) pero en francés se utilizó por error “tax heaven” para traducirlo. El resultado fue “paradis fiscal ”, nombre que se extendió por toda Europa llegando a España como paraíso fiscal.
El paraíso fiscal moderno o territorio offshore
Unos de los primeros territorios en conformar lo que hoy conocemos como paraíso fiscal fueron Delaware y Nueva Jersey (EE. UU). Lo hicieron a finales del siglo XIX implementando políticas que facilitaban la creación de empresas de manera extremadamente rápida (en menos de 24 horas) imponiéndoles gravámenes muy bajos.
En Europa, algunos países observaron cómo el buen funcionamiento de estos sistemas atraía capitales, por lo que los replicó. En ciertas zonas de Suiza, Liechtenstein y otros territorios cercanos se aplicaron este tipo de leyes fiscales en los años 20 del siglo XX. En Andorra, con la creación del Banc Agrícol i Comercial d’Andorra en 1930 también se empezaron a aplicar.
Después, a partir de 1934, ciertas colonias de algunos países como Reino Unido se empezaron a utilizar con el mismo fin. Territorios como las Islas de Canal en el caribe o Panamá se convirtieron en territorios offshore.
Además, el secreto bancario, que dota de plena privacidad (y opacidad) cualquier movimiento bancario fue poco a poco instaurándose durante los años 50. Como ejemplo, el oro que los nazis depositaron en grandes cantidades en el cantón de Ginebra.
Se calcula que un tercio de la economía mundial podría estar no tributando debido a estos sistemas fiscales y ya desde principios de los años 90, los gobiernos de todo el mundo están tratando de finalizar con estos paraísos. Andorra, desde el año 2016 dejó de ser considerada paraíso fiscal como tal, ya que con el tiempo se han ido implementando impuestos de diferentes tipos que gravan las actividades empresariales. Además, el sistema de secreto bancario finalizó, siendo los bancos obligados a informar de su actividad a terceros países.
Aunque durante la historia este tipo de sistema fiscal haya podido ser económicamente beneficiosa para los países que lo han aplicado, nunca ha dejado de estar en el punto de mira de instituciones fiscales y de la propia sociedad. Los escándalos, como el de los papeles de Panamá y otros muchos similares relacionados con la evasión de impuestos, siempre levantaron el recelo de los “fieles” contribuyentes.
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