María Luisa había comunicado a su confesor durante el exilio en Francia, Fray Juan de Almaráz “ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”.
Nace en Parma el nueve de diciembre de 1751. Era hija de Felipe I, duque de Parma y de la princesa Luisa Isabel de Francia que era hija del rey francés Luis XV y prima carnal del que sería su marido Carlos IV.
Su madre Luisa Isabel, enseguida abandona Parma para trasladarse a Versalles, olvidándose de su hija. María Luisa quedó bajo la custodia de Catherine de Bassecourt-Grigny, marquesa de González, mujer muy severa y rígida.
Fue educada en la Corte parmesana. Tuvo una educación un tanto heterodoxa bajo la dirección del abad Etienne Bonnot de Condillac, que era discípulo del filosofo Locke y colaboraba con Voltaire… Recibió una educación excesivamente tolerante y permisiva en cuanto a la moralidad que se daba en la época.
Tenía un carácter fuerte, muy dominante y con tendencia a ser manipuladora y muy intrigante, tanto en lo personal como en lo político. Se le considera como una de ls reinas españolas menos apreciadas.
El canónigo Escoiquiz describía así a María Luisa: “Una constitución ardiente y voluptuosa…. Y una sagacidad poco común para ganar los corazones que….. le había de dar…. un imperio decisivo sobre su joven esposo de carácter de Carlos, lleno de inocencia y aún de total ignorancia en materia de amor, criado como un novicio, de solo dieciséis años, de un corazón sencillo y recto y de una bondad que daba en el extremo de la flaqueza…….. A sus brillantes cualidades juntaba un corazón naturalmente vicioso incapaz de un verdadero cariño, un egoísmo extremado, una astucia refinada, una hipocresía y un disimulo increíbles y un talento que… dominado por sus pasiones, no se ocupaba más que en hallar medios de satisfacerlas y miraba como un tormento intolerable toda aplicación a cualquier asunto verdaderamente serio…… obligándola a dar al favorito más inexperto las riendas del gobierno, siempre que él supiera aprovecharse del ascendiente absoluto que, a falta de amor, le daba el vicio sobre su alma corrompida”.
SU MATRIMONIO
Contrae matrimonio por poderes en 1765, cuando tenía catorce años. Se casa con su primo Carlos, que era príncipe de Asturias, destinado a suceder a Carlos III con el nombre de Carlos IV. Se trasladó inmediatamente a la Corte española. Enseguida llamó la atención por su conducta desenvuelta y su afán de ostentación, que contrastaba con la austeridad impuesta por Carlos III. Además, no le gustó nada a Carlos III sus continuos coqueteos, por lo que le alejó de cualquier tentación. Esta actitud de María Luisa, hacía fuerte contraste con el carácter apocado de Carlos IV y la falta de ambición, además de no prestar el mínimo interés por los asuntos políticos.
Fruto de su matrimonio fueron veintitrés embarazos de los cuales nacieron vivos los siguientes:
Carlos Clemente, que vivió dos años. Carlota Joaquina fue reina de Portugal. María Luisa, que vivió cuatro años. María Amalia, que vivió diecinueve años. Carlos Domingo, que vivió tres años. María Luisa fue reina de Etruria. Carlos Francisco, que vivió un año. Felipe Francisco, vivió un año. Fernando VII, que sucedió a su padre Carlos IV como rey de España.
Carlos María, conde de Molina, fundador del carlismo, pretendiente al trono de España, responsable de las guerras civiles, que en su nombre y en el de sus sucesores padeció España durante los últimos tercios del siglo XIX.
María Isabel fue reina de las Dos Sicilias. María Teresa que vivió tres años. Felipe María, vivió dos años. Francisco de Paula que fue duque de Cádiz.
María Luisa fue de joven una mujer agradable como se puede ver en los distintos cuadros de ella. Sin embargo, los continuos embarazos y partos le deterioraron muchísimo físicamente, consecuencia de esto fue la pérdida de casi toda su dentadura, de ahí que procurara al hablar no abrir la boca.
Para cubrir la falta de dientes se hizo hacer una dentadura postiza. Juan Antonio Vallejo Nájera en su obra “Yo, el Rey” dice sobre los dientes de la Reina “Los pocos dientes que se vislumbran entre sus labios perfectos están negros y carcomidos. Son una especie de embajadores que traen cartas de credenciales de la muerte”. Napoleón comentó sobre dicha dentadura que le recordaba “a la porcelana de Sévres”. La boca le producía muchísimo dolor a María Luisa, que lo aplacaba con la utilización de gramos de opio.
En mayo de 1808, Carlos IV y María Luisa, que se encontraban en Francia y ya habían abdicado a favor de Fernando VII, acudieron a una cena en el castillo de Marrac en Bayona (Francia) a la que asistieron Napoleón y Josefina, Esta quedó impresionada de la boca tan sana y tan perfecta de María Luisa, sin darse cuenta de que eran postizos. Sin embargo, María Luisa a mitad de la cena se sacó la dentadura de la boca, lo que produjo un gran desagrado en Josefina, que consideró tal hecho una prueba de su mala educación.
EL PRÍNCIPE DE ASTURIAS Y MARÍA LUISA DE PARMA (1765.1788)
Desde que se casaron hasta que fueron reyes transcurrieron veintitrés años. Carlos III para celebrar el nacimiento del primer hijo del futuro Carlos IV, dispuso la Real Orden de Carlos III por la que se concedía premios a aquellas personas que hicieran grandes aportaciones al Estado.
Carlos III siempre mostró grandes gran desconfianza respecto a María Luisa y los mantuvo alejados de la política. La única coincidencia que tenían Carlos III y María Luisa era su gusto por el arte sobre todo la pintura.
Desde el inicio de su matrimonio, hubo rumores constantes sobre los romances de María Luisa con miembros de la nobleza, lo que hizo que Carlos III aumentara todavía más su desconfianza respecto a María Luisa.
María Luisa tuvo fuertes enfrentamientos con la nobleza española, destacando su rivalidad con la duquesa de Alba y las desavenencias con la duquesa de Osuna.
En la Corte de Carlos III había un gran enfrentamiento entre el conde de Floridablanca y el conde de Aranda. El príncipe de Asturias siguiendo el consejo de María Luisa apoyaba las aspiraciones del conde de Aranda y le encargó en 1781 para que prepara la constitución de un Consejo de Estado para cuando falleciera Carlos III. Este encargo fue visto como una deslealtad de la futura pareja a Carlos III y fue acusada María Luisa de estos hechos, que fueron considerados casi un golpe de Estado
El 14 de diciembre de 1788, muere Carlos III y son proclamados reyes de España, Carlos IV y María Luisa.
SUS PRIMEROS CUATRO AÑOS DE REINADO
Con la llegada al poder, María Luisa asume su papel de reina con entusiasmo. Poco antes de ser nombrados reyes, María Luisa conoce a un apuesto guardia de corps, Manuel Godoy, que poco tiempo después sería nombrado consejero privado de la reina. Esta relación entre Godoy y María Luisa ha provocado grandes debates históricos.
Desde el inicio del reinado, María Luisa participaba en los Consejos de Ministros, consiguiendo, que se restableciera las relaciones entre España y su hermano Fernando IV de Parma, rotas hacía varios años.
La llegada al poder de Carlos IV y María Luisa coincide con el estallido de la Revolución francesa de 1789. La reina francesa María Antonieta pide la intervención de las tropas españolas, con la finalidad de evitar la guillotina. Sin embargo, el conde de Floridablanca se niega a ello y hace que España no intervenga en los acontecimientos franceses.
Floridablanca había impuesto una política rigurosa y se negaba a pagar los caprichos de María Luisa, por lo que la tensión entre ambos será constante.
En 1792, se proclama la república en Francia. España siguiendo las órdenes de Floridablanca sigue sin intervenir, como sí harán Prusia y Austria. La reina María Luisa muestra su desacuerdo y por ello acaba consiguiendo la destitución del conde de Floridablanca. Le sustituye el conde de Aranda como puente al nombramiento de Manuel Godoy como primer ministro.
MANUEL GODOY Y MARÍA LUISA
Godoy tuvo una carrera fulgurante con la llegada al poder de Carlos IV y María Luisa, pasó de ser simple guardia de corps a ser el asesor principal de la reina y caballero de la Orden de Santiago.
Carlos IV y María Luisa confiaban en la habilidad política de Godoy para conseguir la regeneración del país. Sin embargo, la política desarrollada por Godoy consiguió llevar a España a una situación de crisis económica, debido a la participación del país en numerosos conflictos bélicos, que provocó un gran endeudamiento y la paralización del comercio americano. En 1792, Godoy en nombrado primer ministro en sustitución del conde de Aranda.
Las relaciones entre María Luisa y Godoy fueron muy intensas. Se considera que el undécimo hijo, la infanta María Isabel fue hija de Godoy así como los tres hijos siguientes.
Godoy negoció con el gobierno francés para salvar la vida del rey francés Luis XVI, pero no dieron fruto y fue guillotinado. Como consecuencia de este hecho, fueron expulsados todos los franceses de España y se firmó una alianza con Inglaterra. Dicha alianza consiguió la conquista del puerto francés de Toulon, pero fue efímero pues rápidamente Napoleón lo reconquistó. Consecuencia de esta derrota se firmó en 1795, el tratado de Basilea, que significa la pérdida de Santo Domingo. A partir de este hecho se le conoce a Godoy como “el príncipe de la paz”.
En 1796, Godoy firma una alianza con Francia, para enfrentarse con Inglaterra y que sólo le ocasiona pérdidas tanto en el comercio con las colonias americanas, como en la economía.
En 1798, Godoy presenta la dimisión como primer ministro, al perder el apoyo de la reina María Luisa. Godoy tenía una relación secreta con su amante Pepita Tudó, que provocaba malestar en la reina María Luisa. Para acabar con esta relación, propuso que Manuel Godoy se casara con María Teresa de Borbón y Vallabriga, que era prima de Carlos IV y de esta forma pasara a formar parte de la familia real.
Se produjo dicho matrimonio, pero fue un desastre total, a pesar de tener una hija. Godoy siguió manteniendo la relación con Pepita Tudó.
Godoy se alejo durante dos años de Madrid y se trasladó a vivir a Granada. En 1799, Napoleón sube al poder en la República francesa. Mientras que María Luisa tenía un nuevo amante, Manuel Mailló.
Godoy es llamado nuevamente al poder en el año 1800. En 1801, firma el Tratado de Madrid, que es una alianza con Francia con el objetivo de hacer frente a Inglaterra y Portugal. España ataca a Portugal, a la que se conquista sin apenas resistencia y que se le conoce como “la guerra de las naranjas”.
Mientras todo esto sucede, el heredero a la Corona española, Fernando muestra su repulsa a la política desarrollada por Godoy, siendo elocuentes sus desencuentros con sus padres, Carlos IV y María Luisa. El descontento popular y la oposición de gran parte de la nobleza española y de la Iglesia a la gestión que desarrollaba Godoy, de ahí que Fernando consiguiera aglutinar en torno a su figura a todos los descontentos, buscando la caída de Godoy.
En 1805, se produce la batalla de Trafalgar sufriendo una gran derrota a mano de la armada británica dirigida por el almirante inglés Nelson, que significa la total destrucción de la flota española y la muerte de miles de soldados. Godoy es acusado de culpable de dicho desastre.
El príncipe de Asturias participa, en 1807, en un plan para conseguir la abdicación de Carlos IV, pero acabó en fracaso. En el mismo año, se firmó el Tratado de Fontainebleau, por el que se acuerda el reparto de Portugal y se permite la entrada de las tropas francesas en España. Napoleón ansiaba la conquista de España para acabar con la dinastía de los Borbones.
El 17 de marzo de 1808, se produce el motín de Aranjuez, que provoca la abdicación de Carlos IV y en consecuencia la caída de Godoy. Fernando VII entra triunfalmente como rey en Madrid.
Carlos IV y María Luisa se trasladan a Bayona (Francia) invitados por Napoleón. Posteriormente, con engaños también se traslada el rey Fernando VII. Es el momento en que se produce el levantamiento popular de Madrid del dos de mayo. Fernando VII es obligado a abdicar a favor de su padre Carlos IV y éste cede la Corona a Napoleón. Este hecho es conocido como las abdicaciones de Bayona, produciéndose el cinco de mayo de 1808.
EL EXILIO
La vida en Francia no fue fácil, siendo instalados en Compiegne. En esa época, Carlos IV sufría fuertes ataques de ciática. María Luisa de Parma fue acusada de llevarse las joyas de la Corona.
María Luisa había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaráz “Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”. Fray Juan de Almaráz escribió, el 8 de enero de 1819, la última confesión de María Luisa antes de morir, y que le transmitía “ninguno, ninguno de sus hijos e hijas, ninguno era del legitimo matrimonio, lo declaraba para descanso de su alma y que el Señor le perdonase”.
Al conocer Fernando VII está declaración, donde se ponía en cuestión su legitimidad, decidió encerrar a Fray Juan de Almaráz en el castillo de Peñíscola hasta su muerte. Si se hubiese confirmado lo dicho por la Reina María Luisa hubiese puesto en duda toda la legitimidad de los Borbones posteriores.
Manuel Godoy también se exilió a Francia. Se separó de su mujer y vivió en el exilio con Pepita Tudó. En 1812, la familia por consejo de Napoleón se traslada a vivir a Roma, instalándose en el palacio Borghese.
Fernando VII regresa a España en 1814 como rey y Carlos IV y María Luisa se trasladan a vivir al palacio Barberini.
Fernando VII exige al Papa, que expulse de Roma a Manuel Godoy, cosa que hizo. María Luisa se rompe las dos piernas en 1818 y enferma de pulmonía, falleciendo, el dos de enero de 1819, cuando tenía sesenta y siete años, estando en sus últimos días acompañada por Godoy.
Carlos IV muere pocos días después.
El testamento de María Luisa deja como heredero de su fortuna a Manuel Godoy, pero los hijos no aceptan dicho testamento y se reparten la fortuna entre ellos.
Seis meses después de su muerte, sus retos mortales junto a los de Carlos IV son trasladados al monasterio de El Escorial.
Su figura ha sido muy denostada y el famoso escritor Espronceda la califica como “la impura prostituta”.
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