Fue Rey de Castilla desde 1474, gracias a su boda con su prima Isabel, y de Aragón desde 1479
Fernando II el Católico fue un diplomático hábil y un rey implacable. Su papel en la conquista de Granada, Navarra y Nápoles fue fundamental. Pero no pudo evitar enfrentarse con su yerno Felipe el Hermoso por el trono de Castilla. Y su matrimonio con Germana de Foix pudo cambiar la historia de España. Soberano implacable, político audaz y perfecto caballero del Renacimiento, Fernando II de Aragón marcó por sí mismo, más allá de su boda con Isabel I de Castilla, una de las épocas más brillantes y agitadas de la historia de España.
El 10 de marzo de 1452 nació en la villa oscense de Sos un infante que en principio no parecía encaminado a grandes destinos. El niño, bautizado con el nombre de Fernando, era hijo de Juan II de Aragón y su segunda esposa y parienta lejana doña Juana Enríquez, hija del almirante de Castilla, uno de los principales magnates del país vecino. La sucesión al trono había de recaer en su hermano primogénito, Carlos, príncipe de Viana, pero la prematura muerte de éste llevó a Fernando inesperadamente al trono. A esta situación se le sumaría un acontecimiento tan singular como afortunado: la boda de Fernando con su prima segunda la infanta Isabel de Castilla, la futura reina Isabel I la Católica.
Juntos gobernarían casi todo el territorio peninsular, forjando la unión dinástica que dio carta de nacimiento a España. La trayectoria vital de Fernando II de Aragón y V de Castilla refleja perfectamente la transición entre los tiempos medievales y modernos, encarnando el paso de unos estados situados en la periferia de Europa a un Imperio plurinacional convertido pronto en la mayor potencia del mundo.
Irónicamente, Fernando el Católico fue el rey aragonés que más sangre castellana llevó en sus venas, descendía por casi todos sus costados de príncipes y nobles castellanos. La estabilidad del gobierno quedó fijada, tras arduos debates y más de un amago de ruptura entre los cónyuges, mediante una serie de concordias, acuerdos por los cuales Fernando e Isabel reinaban de forma conjunta en Castilla. En 1478 se funda la Inquisición, instrumento de poder político a la par que tribunal de la fe. Ambos monarcas decidieron expulsar a los judíos de sus reinos y los dos, y Fernando en mayor medida, usaron la Inquisición como arma. No olvidemos que el Santo Oficio era, junto con la Corona, la única institución común a Aragón y Castilla, y su largo brazo alcanzaba lugares donde no llegaba la jurisdicción regia.
Fernando decidió acometer dos ambiciosos proyectos que debían ampliar sustancialmente el territorio bajo su poder: la guerra de Granada, para la que contó con el apoyo de su esposa, ya que se trataba de destruir el último reducto del Islam en la península Ibérica; y la recuperación para Cataluña de los condados ultrapirenaicos del Rosellón y la Cerdaña, una pretensión que no contaba con el beneplácito de Isabel por la posibilidad de abrir un nuevo frente bélico. En todo caso, si hay algo que podemos adscribir a Fernando es la política italiana, para dar continuidad a los intereses de la Corona de Aragón con el control de Cerdeña, Sicilia y el comercio marítimo, y con las pretensiones sobre Nápoles.
La vida de Fernando el Católico se vio trastornada por la muerte de Isabel I en 1504
Todo se precipitó con la intervención francesa en 1494, debido a las ambiciones italianas del rey Carlos VIII, que conquistó Nápoles. La respuesta de Fernando no se hizo esperar: creó la Liga Santa, una coalición con el Papa, Milán y Venecia. Así comenzaron las guerras de Italia, que duraron hasta 1559 y terminaron por asentar la hegemonía española. Otro de sus grandes éxitos consistió en la conquista definitiva de Canarias, el prólogo inevitable de la intervención en América. En pleno éxito, la vida de Fernando el Católico se vio trastornada por la muerte de Isabel I en 1504. Pero un año después el monarca firmó el tratado de Blois con Luis XII de Francia, para contrarrestar el poder de Felipe el Hermoso, y se casó con Germana de Foix, sobrina del rey. Las historias tradicionales parecen obviar los últimos doce años de vida del Rey Católico, tiempo sin embargo desbordado de acontecimientos.
Sea como fuere, lo cierto es que Fernando el Católico fue uno de los mejores monarcas de los siglos medievales y modernos. Desde luego, uno de los más grandes y el que puso los cimientos del Imperio español de los siglos XVI y XVII, la mayor potencia del orbe.
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