Muere Mary Shelley
El 1 de febrero de 1851 falleció en su casa de la calle Chester Square (Londres) la escritora Mary Shelley, autora de reconocimiento internacional por su novela gótica Frankenstein o el moderno Prometeo. La autora había desarrollado un tumor cerebral que acabó con su vida tras años de enfermedad y convalecencia.
Nacida Mary Godwin, era hija de la también escritora y pensadora feminista Mary Wollstonecraft y del periodista William Godwin. La muerte de su madre durante el parto hizo que fuese educada por su padre, quien la incluyó en un ambiente intelectual y cercano al mundo de las letras que marcaría el futuro de la joven Mary. En su juventud entraría en contacto con intelectuales de la época como Samuel Taylor Coleridge o Aaron Burr (ex-vicepresidente de los Estados Unidos) y conocería al poeta y filósofo Percy Bysshe Shelley, de quien se enamoraría y con quien se fugaría a Francia en 1814 para poder vivir su amor juntos. Él ya estaba casado y, de hecho, tuvo un hijo con su mujer mientras Mary estaba embarazada. La primera hija de Mary nacería prematuramente y fallecería, pero tendrían un segundo hijo años más tarde. Mary se convirtió en la señora Shelley después del suicidio de la primera esposa de Percy.
Como escritora, Mary Shelley dio forma a una larga sucesión de títulos que quedarían, en muchos casos, eclipsados por el éxito de su primera y más famosa novela: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). El tono gótico y los elementos de ciencia ficción son rasgos comunes en muchas de sus novelas y relatos cortos entre los que se podrían destacar El último hombre (1826), Perkin Warbeck (1830) o Falkner (1837). Este último caso es uno de los más llamativos ya que, además de ser la última novela publicada por Mary Shelley, es la única en la que la protagonista femenina sale triunfante al final de la misma. 1894 Nace el director de cine John Ford
El 1 de febrero de 1894 nació en Cape Elizabeth (Maine) John Martin Feeny, quien se convertiría en uno de los directores de cine más importantes de la historia y firmaría sus películas como John Ford. Las 150 películas que dirigió le consagraron como una de las figuras más icónicas del séptimo arte. El legendario Orson Welles llegaría a decir en una ocasión que sus tres directores favoritos eran “John Ford, John Ford y John Ford”. Hijo de inmigrantes irlandeses, se metió en el mundo del cine porque su hermano Francis trabajaba como actor y director en algunas películas de la época del cine mudo. Iría ascendiendo por todos los escalafones del Show Business hasta empezar a dirigir películas de corta duración, principalmente westerns. Ford creaba películas que contentasen tanto al público como a las productoras pero en las cuales colaba, poco a poco, detalles de su particular estilo que profundizaban en las historias y aportaban un mayor trasfondo humano a los personajes. En estos primeros trabajos empieza a intuirse el tratamiento que Ford haría con sus protagonistas y ese ideal de masculinidad estadounidense que definiría gran parte de su trabajo.
La llegada del cine sonoro le permitió seguir profundizando y explorando nuevas posibilidades narrativas tanto dentro como fuera del género western. En él popularizaría una nueva concepción del Oeste americano grabando en Monument Valley (Arizona) que en gran parte marcaría la visión popular que se tenía y tiene de la época y le permitiría ahondar en ese personaje masculino fuerte, trágico y comprometido con un código moral que tan bien encarnaría John Wayne. Durante la Segunda Guerra Mundial se alistaría en la Marina, participaría en su unidad fotográfica realizando documentales y estaría presente en la playa de Omaha durante el Día D.
La segunda mitad del siglo XX marcó, poco a poco, una especie de caída en desgracia de Ford. Aunque siguió realizando películas y su figura se mantuvo en un podio intocable, los cambios de la sociedad fueron demandando cambios en el cine y nuevos directores como Sergio Leone ganaron terreno. Acusado tanto de ser próximo a las izquierdas radicales durante el Macartismo como de defender una ideología ultra conservadora, Ford transmitió en sus películas un compromiso con las causas sociales comprometido y más grande que una ideología u otra. El director que más influyó en el ideario estadounidense y en la construcción de la leyenda de este país murió el 31 de agosto de 1973 en Palm Desert (California).
Entre sus películas más míticas se destacan La diligencia (1939), Las uvas de la ira (1940), 7 de diciembre (1943), Mogambo (1953), Centauros del desierto (1956) o El hombre que mató a Liberty Vallance. 1979 Ruhollah Jomeini regresa a Irán del exilio
El 1 de febrero de 1979 el ayatolá Ruhollah Jomeini, principal figura de la oposición islámica al régimen del sha Reza Pahlevi, aterrizaba en Teherán y era recibido por una multitud ferviente que le aclamaba como a un héroe. Su llegada marcó el éxito definitivo de la Revolución Islámica iraní.
La situación en Irán llevaba siendo convulsa desde después de la Segunda Guerra Mundial. La influencia de Gran Bretaña y Estados Unidos se veía principalmente en el ámbito económico con un control cuasi total de la explotación de petróleo a través de la Anglo-Iranian Oil Company y en lo político imponiendo la renuncia de Reza Shah Pahlevi a favor de su hijo Mohamed Reza Pahlevi. Aunque el punto de inflexión llegaría en 1953 cuando, a través de un golpe de Estado orquestado por la CIA, el presidente democráticamente electo Mohamed Mossadeq fue derrocado tras haber promovido una nacionalización de la industria petrolera. El sha reunió en su persona todos los poderes del estado y llevó a cabo una aproximación a Occidente que resultó de gran interés para los Estados Unidos, su principal benefactor.
En 1963, Pahlevi promovió una serie de medidas que buscaban modernizar el país y que fueron rechazadas por el grueso de la población, principalmente por los sectores más conservadores y defensores de la instauración de una teocracia. El régimen del sha se vio forzado a utilizar a la policía secreta para reprimir a los protestantes y controlar a la oposición hasta que, en septiembre de 1978, el sha proclamó la ley marcial y la sociedad iraní se levantó contra él. En enero del 79 abandonó el país y dejó a su cargo a un gobierno provisional que no pudo reorganizarse y hacer frente a las protestas. Jomeini, que había pasado 14 años exiliado en Francia, regresó al país convertido en un líder respetado y destinado a dirigir el primer estado islámico del siglo XX.
Fuente: www.muyhistoria.es/efemerides
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