La reina Urraca I de León gobernó con la misma firmeza que un hombre. Pero era mujer, y por eso la criticaron…
Ha habido muchas reinas consortes en la historia de España. Sin embargo, muy pocas ejercieron plenamente su autoridad real. La primera que lo hizo fue doña Urraca de León, una mujer poderosa y de gran talento que tuvo que luchar contra el machismo de la época para conservar la Corona. El 30 de mayo de 1108 falleció Sancho de León en la batalla de Uclés, en la que los cristianos fueron vencidos por los almorávides. La muerte del único descendiente varón del rey Alfonso VI de León convirtió a su hija Urraca (hermana del fallecido infante Sancho) en la mejor candidata para sucederlo.
Tras el fallecimiento de doña Urraca, su hijo fue coronado rey de León con el nombre de Alfonso VII en la catedral de dicha ciudad
Los nobles leoneses pensaron que el descendiente del reino debía ser Alfonso, el hijo que Urraca había tenido con su primer marido, el fallecido Raimundo de Borgoña, pero quedaron sorprendidos cuando ella reclamó su derecho al trono como primogénita del rey. Tras asumir la decisión de Urraca, su anciano padre y la corte buscaron un nuevo esposo a la que pronto sería reina de León. El elegido fue Alfonso I de Aragón, el Batallador.
Aquel enlace entre ambas coronas podría haber logrado la unidad peninsular, como se alcanzó cuatrocientos años después con la unión de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Pero el matrimonio de Urraca y Alfonso de Aragón fue un fracaso.
La relación matrimonial se quebró definitivamente cuando Urraca aceptó que su hijo fuera proclamado rey de Galicia, lo que provocó las iras de su marido, que decidió repudiarla y declarar nulo su matrimonio: hay fuentes que sostienen que ella buscó esa anulación y que él la maltrataba.
Concluyó ese matrimonio fallido. Pero la reina pronto tuvo que defenderse de sus enemigos gallegos, que casi acabaron con ella en la rebelión de Santiago de Compostela; y de su propio hijo, reacio a esperar la muerte de su madre para alcanzar la Corona.
Una vez que falleció su primer marido, doña Urraca mantuvo relaciones con el conde Gómez González, que era uno de sus consejeros en la corte
Urraca gobernó con la misma firmeza que un hombre. Pero era mujer, y por eso la criticaron. Lo hizo el autor anónimo del Cronicón compostelano, quien dijo del reinado de Urraca: «Gobernó tiránica y mujerilmente durante diecisiete años y concluyó, de parto adulterino, su infeliz vida en el castillo de Saldaña». Efectivamente, la reina murió de parto el 8 de marzo de 1126. En aquel entonces, doña Urraca mantenía una relación con el conde Pedro González de Lara de la que nacieron, por lo menos, dos hijos. Fernando y Elvira.
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