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  • Foto del escritorAndrés Cifuentes

Un espía del Papa, intrigas y asesinatos en la corte de Escocia (2ª Parte)

María Estuardo protagonizó una de las historias más intrigantes de la historia británica. Más de 400 años después, muchos de sus capítulos siguen siendo un misterio.


La presencia de este bello ragazzo en la corte de María era constante y preocupante. La reina seguía siempre sus consejos y pasaba casi todo el día en su compañía mientras su relación con Darnley se deterioraba. La nobleza, dirigida por Moray, por su parte, detestaba profundamente a Rizzio, porque era católico y extranjero y, especialmente, gozaba del favor de la reina.

La cuestión se tornó espinosa cuando empezó a circular en la nobleza un rumor alarmante: ¿era el príncipe Jacobo hijo de Darnley o de Rizzio? Para acabar con sus dudas, el crédulo Lord Darnley fue convencido por los nobles para asesinar al secretario, apartar a María del trono y abrazar la religión protestante con su nueva aliada, Isabel de Inglaterra.

“Graves acontecimientos”

Todo el mundo se enteró de las intenciones del consorte. El embajador Thomas Randolph escribió a su soberana: “Graves acontecimientos se preparan en Escocia. Lord Darnley está furioso contra la reina, pues ella le niega la corona matrimonial y él tiene conocimiento de un comportamiento de la reina que no puede tolerar… Darnley ha decidido deshacerse del causante de este escándalo (…)”.


Los nobles de Escocia, en su mayoría protestantes, sabían que Rizzio era una pieza clave del papa Pío para convertir a Escocia en una gran nación católica. En otra carta, el diplomático reflexionaba: “O Dios le depara a él [Rizzio] un rápido final o a ellos [los nobles protestantes] una vida insoportable“. Por su parte, Francis Walsingham, secretario principal de la reina Isabel, revelaba que “la reina está arrepentida de su matrimonio con Henry Darnley”.


Los rumores, tensiones internas y silenciosas reuniones conspirativas crecían a medida que se acrecentaba la crisis matrimonial entre María y Darnley. El consorte, decepcionado por no haber sido aclamado rey, ya no era invitado a las reuniones de Estado, se le negó el uso de los escudos reales y nadie la pedía su opinión. Quien se acercaba a él, lo hacía persiguiendo objetivos propios.


Por su parte, relata Frattini, “Rizzio, como secretario privado de la reina, ya no enseña a Darnley los documentos oficiales y sella él mismo con el llamado Iron Stamp, la firma real, sin consultar. Las monedas con las caras y la leyenda de ‘Henricus et maría’ han sido retiradas de circulación y sustituidas por otras que muestran la nueva leyenda de ‘Maria Regina Scotiae’”.

Ejecución a los ojos de la reina

ASESINATO DE DAVID RIZZIO

El final llegó en marzo de 1566, cuando Rizzio fue asesinado casi frente a los ojos de la reina en el Palacio real de Hollyrood. María se encontraba reunida con su secretario cuando un grupo de verdugos irrumpió en su habitación, del cuarto piso de la torre. “Permita, Su Majestad, que ese tal David salga de vuestros aposentos, donde ha pasado ya demasiado tiempo”, dijo burlescamente uno de los conspiradores.


Los verdugos tomaron a Rizzio, lo arrastraron por la fuerza hasta una antesala, mientras la reina se dirigía a su marido para insultarlo. El desdichado fue ejecutado en público y su cuerpo fue luego lanzado por una escalera, golpeando su cabeza contra los escalones. ¡Un verdadero drama! Los verdugos mantuvieron a la reina, embarazada por segunda vez, amenazada con un revolver mientras su presunto amante era liquidado casi frente a toda la corte.


Darnley se presentó de inmediato para verificar que los verdugos hubieran hecho bien su trabajo (70 puñaladas no podían fallar) y, acto seguido, trató de congraciarse con la reina, identificando y denunciando a los asesinos. “Secaré mis lágrimas y pensaré en la venganza”, musitó la reina mientras escapaba a Dunbar por su seguridad. Tras el asesinato, María ordenó enterrar el cadáver de su querido David en el Panteón de los Reyes de Escocia.


María era consciente de que debía tragarse su furioso orgullo si quería salir con vida de aquella situación“, relata el historiador Michael Farquhad. “De ese modo y aunque era lo último que deseaba hacer, tendría que mostrarse amable con Darnley para escapar. El débil pretendiente a rey, horrorizado por lo que había hecho, se alió con su mujer tan rápidamente como se había aliado con los conspiradores. Darnley ayudó a María a reunir fuerzas leales a su causa para combatir y vencer a los usurpadores. No obstante, la armonía de su reino se había roto inexorablemente”.


La corte escocesa era un hervidero de conspiradores y conspiraciones. La reina María no sabía en quién confiar y jamás superó la traición de su marido. Darnley, que no abandonaba su vida de excesos, le negó su implicación en el asesinato de Rizzio y ahora tenía intenciones de matar a Lord Moray, uno de sus obstáculos frente al trono.

MARÍA ESTUARDO

Los asesinos de Rizzio, cuyo grupo incluía a los nobles Morton, Ruthven y Matiland, escaparon por su parte a Inglaterra, indignados por la forma en que Darnley los había traicionado. Allí estaban todos juntos, en la Corte de Edimburgo, cada uno con sus mentiras, sus odios, sus propias ambiciones y su aparente amistad.


A finales de 1566, los cortesanos convencieron a la reina que se divorciara de Lord Darnley porque su vida corría verdadero peligro con este inglés dentro de su corte: si había sido capaz de asesinar a Rizzio, bien podría asesinar a cualquier otro (incluida su esposa) para convertirse en regente de Escocia. En una reunión secreta llevada a cabo en el castillo de Craigmillar, los nobles adeptos a María trazaron un plan para eliminar a Darnley.


A la cabeza de aquellos se encontraba el conde de Bothwell (1534-1578), benefactor de la reina desde su nacimiento y eterno pretendiente a su corazón y a la corona. El noble opinaba que María no debía estar al tanto del plan. El asesinato del rey consorte debía llevarse a cabo lo más discretamente posible, debía parecer un accidente y la reina debía salir airosa de todo. ¿Lo conseguirá? - Leer la 1ª pate


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