Según una obra anónima escrita en el año 727 d.C. titulada Liber Historiae Francorum (Libro de la Historia de los Francos), tras la caída de Troya un numeroso grupo de 12.000 troyanos, al frente de los cuales se encontraban Príamo y Antenor, llegaron huyendo al río Tanais (Don) y se asentaron en Panonia junto al mar de Azov. Allí fundaron una ciudad a la que llamaron Sicambria.
Si esta historia por sí misma resulta no solo asombrosa sino bastante increíble, el hecho de que no exista ninguna evidencia arqueológica de este hecho, ni tampoco fuentes documentales entre los propios Sicambrios, no fue impedimento para que la leyenda continuara su camino a lo largo de toda la Edad Media, dando como resultado uno de los rompecabezas más interesantes de toda la Antigüedad.
Julio César se encontró a los Sicambrios en el año 55 a.C. durante su conquista de la Galia. Estaban asentados en la orilla oriental del Rin, y eran una de esas tribus que se hallaban en constante conflicto con los Ubios, aliados romanos. César los califica de germanos, pero en realidad no se sabe si eran un pueblo germano o celta. Tampoco se conoce qué lengua hablaban, aunque muchos de sus nombres terminan en sufijos celtas como -rix (Baetorix, etc.).
Suetonio afirma que en tiempo de Augusto se obligó a los Sicambrios, junto a los Ubios, a trasladarse a la orilla occidental del río. Estrabón dice que vivían a ambos lados, cerca de su desembocadura, en bosques pantanosos.
Se sabe que en septiembre del año 9 d.C. los Sicambrios bajo el mando de Deudorix (hijo de Baetorix) lucharon al lado de Arminio en la batalla del Bosque de Teutoburgo que aniquiló a las tres legiones de Publio Quintilio Varo.
Y dos años después, en el 11 d.C. sucedió el hecho que dio comienzo a la leyenda. Los Sicambrios formaron una confederación con otros pueblos de su entorno, en la cual eran el núcleo dirigente, que se autodenominó confederación de los francos.
¿Por qué se cambiaron el nombre a Francos? Los reyes merovingios, que decían descender de los sicambrios y por extensión de los troyanos (curiosamente igual que los romanos y otras tribus galas como los heduos), creían que el cambio de nombre estaba relacionado con un jefe tribal llamado Franko, que sería el que unificó la confederación.
No solo eso, Clodoveo I fue el primer rey de los francos que unificó toda Francia, excepto Bretaña y Septimania, y estableció la capital en París. Un 25 de diciembre del año 497 d.C. (o quizá 498 d.C.), Clodoveo junto con 3.000 de sus guerreros se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados por San Remigio en la ciudad de Reims.
Según cuenta Gregorio de Tours, historiador galorromano y obispo del siglo VI d.C. que escribió una Historia Francorum (Historia de los Francos) que es la principal fuente directa para el estudio de la historia merovingia, en el momento de bautizar a Clodoveo, San Remigio le dijo: ahora debes agachar la cabeza, orgulloso sicambrio. Honra lo que has quemado. Quema lo que has honrado.
Así pues, ¿era el franco Clodoveo un Sicambrio? Eso opinaban los merovingios, y algunos estudiosos posteriores. Que los francos salios como Clodoveo habían formado parte de los Sicambrios, emigraron desde la orilla oriental del Rin donde los había encontrado César y terminaron por fusionarse con otros pueblos para dar origen al pueblo franco antecesor de merovingios y carolingios.
Fuente: labrujulaverde
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