Felipe V un personaje enfermizo, obsesivo e inmoral muy lejano de lo que nos cuentan los historiadores oficiales
Nace el 19 de diciembre de 1683 en Versalles. Era segundo hijo de Luis, Gran Delfín de Francia y de María Ana de Baviera. Era nieto de Luis XIV y María Teresa de Austria que era infanta de España y biznieta de Felipe IV de España de la casa de Austria.
¿Cómo llega Felipe V a ser Rey de España?
Ante la previsible muerte de Carlos II el Hechizado sin descendencia, las demás casas monárquicas europeas firmaron “el Primer Tratado de La Haya”, en el año 1698, lo que se conoce como “el Primer Tratado de Partición de España”. Por este Tratado sería rey de España, José Fernando de Baviera, que se quedaría con los reinos peninsulares, salvo la provincia de Guipúzcoa, Cerdeña, Los Países Bajos españoles y los territorios americanos. Francia se quedaría con Guipúzcoa, Nápoles y Sicilia. Austria con el Milanesado.
Este pacto no se lleva a cabo debido a que José Fernando de Baviera fallece en 1699. Se firma “el Segundo Tratado de Partición de España”. El elegido para el trono español es el archiduque Carlos, que era biznieto de Felipe III y se quedaría con los reinos peninsulares, Los Países Bajos españoles y los territorios americanos Para el Delfín de Francia sería Nápoles, Sicilia y la Toscana. El emperador Leopoldo de Austria recibiría el Milanesado a cambio de ceder al Delfín de Francia, la Lorena y Bar.
Sin embargo, el emperador de Austria, Leopoldo no está de acuerdo con este. El rey Carlos II El Hechizado antes de morir decide, saltándose todo lo anterior, nombrar a su sobrino-nieto Felipe, con el objetivo de que España no fuese dividida. Muere Carlos II, el uno de noviembre de 1700 y Felipe de Anjou acepta el 16 de noviembre ser rey de España.
Luis XIV, el 16 de noviembre de 1700, en una declaración a las Cortes dice “Señores he aquí el rey de España. Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones es la manera de hacerlas felices y preservar la paz de Europa”.
¿Cómo surgió la guerra de Sucesión?
El emperador Leopoldo de Austria consideraba que su segundo hijo el archiduque Carlos tenía más derechos sucesorios que Felipe de Anjou.
El emperador Leopoldo de Austria consideraba que su segundo hijo el archiduque Carlos tenía más derechos sucesorios que Felipe de Anjou. Esta unión sucesoria entre Francia y España fue temida por el resto de las monarquías europeas. Así, el 7 de septiembre, se firma el Tratado de La Haya, firmado por Inglaterra, Escocia, Las Provincias Unidas y los Habsburgos de Austria, por el cual se comprometen a apoyar al archiduque Carlos, formando la Gran Alianza.
Por su parte Luis XIV logra el apoyo del Gran Elector de Baviera.
La guerra de Sucesión comienza en mayo de 1701 y dura hasta que se firma el tratado de Utrech en 1713. La guerra se inició en la frontera de Francia con los Estados de la Gran Alianza. Posteriormente, se traslada a España, que había empezado como una guerra europea en territorio español, para acabar en una auténtica guerra civil, básicamente entre los reinos de la Corona de Aragón, partidarios del archiduque Carlos, que les había garantizado el mantenimiento del sistema federal de la monarquía de los Austrias.
Mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe V, cuya mentalidad era totalmente centralista y basada en la monarquía absoluta, siguiendo el modelo político francés. Podemos afirmar, que una de las características comunes de todos los reyes Borbones en España ha sido su centralismo como forma de Estado y su segunda característica es el apoyo a las políticas más conservadoras de cada momento histórico.
La guerra de Sucesión acaba con la firma del I Tratado de Utrech, el once de abril de 1713. Este hecho conlleva la partición de los Estados de la Monarquía española, que Carlos tanto intentó evitar antes de su muerte. De esta forma, Los Países Bajos católicos (Bélgica y Luxemburgo), el reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán fueron adjudicados al emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico. Al duque de Saboya se le otorga Sicilia.
El diez de julio de 1713 se firma el II Tratado de Utrech, por el cual la isla de Menorca y el Peñón de Gibraltar pasan a dominio de Gran Bretaña, que también había recibido por parte de Francia, la isla de Terranova, la Acadia, la isla de San Cristóbal en las Antillas y los territorios de la Bahía de Hudson. Además los británicos consiguieron privilegios en el mercado de esclavos, mediante el derecho de asiento y el navío en el mercado de esclavos en todas las Indias españolas.
Puede decirse, que España fue el gran derrotado de esta Guerra de Sucesión monárquica, con la pérdida de importantes territorios, así como la concesión de privilegios de mercado en las Indias americanas. A todo ello hay que añadirle el castigo infringido por el primer monarca Borbón a los derechos históricos de los miembros de la Corona de Aragón, que siempre habían destacado por su federalismo político. Hoy todavía vemos las consecuencias históricas de estos hechos, en las reivindicaciones independentistas en Cataluña.
La derrota en la guerra de Sucesión de la Corona de Aragón y la fuerte represión que Felipe V llevó a cabo en estos territorios, hizo que se produjera el primer gran exilio político de la historia de España, calculándose en unas 30.000 personas exiliadas, que se trasladaron fundamentalmente al Reino de Nápoles, Cerdeña o el Ducado de Milán.
¿Qué fue el Decreto de Nueva Planta?
Todas las reformas administrativas, que llevó a cabo Felipe V, se inspiraron en el centralismo francés. Felipe V nos lleva a un régimen de puro absolutismo monárquico, con la desaparición de las Cortes y los concejos.
Los decretos de Nueva Planta suponen un cambio en la administración territorial. Estos cambios fueron impuestos en Valencia, Aragón, Cataluña y Baleares, imponiéndoles el modelo de Castilla. Sin embargo, los derechos históricos de fueros y privilegios tanto el País Vasco y Navarra fueron respetados por la fidelidad mostrada a Felipe V en la Guerra de Sucesión.
El 29 de junio de 1707, se promulga el decreto de Nueva Planta donde se “declaran abolidos y derogados todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y forma de gobierno que se tiene y ha tenido en ella, y en sus tribunales sin diferencia alguna en nada”. El 15 de julio se elimina el Consejo de Aragón “porque con esta disposición se logra el importante fin de la uniformidad que tanto deseo haya entre mis vasallos”. Esta desaparición de fueros se justificó por “la rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo Rey y Señor”.
El segundo argumento justificativo dice “tocándome el dominio absoluto de los referidos reinos de Aragón y Valencia... considerando también que uno de los principales atributos de la soberanos es la imposición, y derogación de las leyes, las cuales, con la variedad de los tiempos y mudanzas de costumbres podría yo alterar”.
El tercer argumento justifica “del justo derecho de la conquista que de ellos han hecho últimamente mis armas con el motivo de su rebelión”.
Lo mismo que se hace con el reino de Aragón y Valencia se hace con los Decretos de Nueva Planta con Mallorca y Cataluña, a lo largo de 1715.
Con estos Decretos de Nueva Planta, hacen que el Consejo de Castilla pasa a convertirse en efectivo gobierno de la totalidad del Reino de España con la excepción de Navarra, que mantiene los privilegios derivados de su condición de Reino hasta 1941.
¿Cómo era Felipe V?
Felipe V es nombrado rey con diecisiete años. Su aspecto físico era muy agradable, con una cara simpática, cabello rubio y ojos azules, con un porte atlético. Enseguida le aparecen síntomas neuróticos, con escrúpulos morales y fóbicos.
Eran frecuentes los ciclos neuróticos, que le obligaban a encerrarse y a confesarse de forma continuada.
Rápidamente se comprobó que tenía un carácter abúlico e inseguro y que sufría períodos de melancolía de forma reiterada. Eran frecuentes los ciclos neuróticos, que le obligaban a encerrarse y a confesarse de forma continuada.
En el año 1717, tuvo un fuerte brote depresivo por el que sufría continúas pesadillas, en las cuales trataba de matar a un fantasma con una espada. Quería arrancarse la cabeza, pues padecía cefaleas, astenias, trastornos gástricos y de sueño.
Fue un gran hipocondriaco. Su segunda mujer, Isabel de Farnesio tenía un carácter fuerte, pero siempre tuvo dedicación plena con él. Recibía a los embajadores en camisa, sin pantalones y descalzo. Gritaba por los corredores de palacio y mientras corría por ellos se mordía constantemente. No dormía, comía en exceso e incluso cambio el orden habitual de vida, pues dormía de día y trabajaba con sus ministros, a la luz de las velas.
Tenía grandes períodos de tiempo donde no se lavaba., lo que hizo que le llamaran “el guarro”. Era muy promiscuo sexualmente y su mujer Isabel de Farnesio atendía todos los deseos sexuales del rey. Se negaba a afeitarse y a cortarse las uñas del pie, que hacía que no pudiera calzarse.
Sus alucinaciones le hicieron creerse que era un sapo. Un día se le encontró de rodillas en los Jardines de La Granja de San Ildefonso con la boca abierta esperando comer moscas. Incluso llegó a intentar montar a los caballos de los tapices reales.
Veamos como veían a Felipe V algunos personajes e historiadores.
El embajador Francés Louis de Roury, duque de Saint Simon decía “Felipe V, Rey de España. Posee un gran sentido de la rectitud, un gran fondo de equidad, es muy religioso, tiene gran miedo al diablo, carece de vicios y no los permite en los que le rodean”.
La historiadora francesa Janine Fayard decía “El despacho le aburría, no sabía divertirse y al final de su vida este aburrimiento le llevaría a sumirse en una inercia total, preso de una profunda melancolía patológica. Solo la guerra lo sacó por breves momentos de su apatía congénita, lo que le valió el sobrenombre de “animoso”. Toda su vida estuvo dominado por sus familiares. Pronto aparecieron caricaturas alusivas. Una de ellas lo muestra guiado por el cardenal Portocarrero y el embajador de Francia, duque de Harcourt, con esta inscripción “anda, niño, anda porque el cardenal manda”".
El historiador Pedro Voltes lo describe así: “El príncipe Fernando fue admitido alguna que otra vez a la presencia de su padre, que se había recluido en El Pardo. Allí pudo captar con sus propios ojos, los tragicómicos desatinos del soberano: se había empeñado en llevar siempre una camisa usada antes por la reina, porque temía que le envenenasen con una camisa; otras veces prescindía de esa prenda y andaba desnudo ante extraños; se pasaba días enteros en la cama en medio de la mayor suciedad, hacía muecas y se mordía a sí mismo, cantaba y gritaba desaforadamente, alguna vez pegó a la reina, con la cual se peleaba a voces y repitió tanto sus intentos de escaparse que fue preciso poner guardias en su puerta para evitarlo.
Peor aún: en cierto momento en que pudo disponer de pluma y papel, compuso rápidamente una carta de abdicación y la mandó al Presidente del Consejo de Castilla, supremo órgano de gobierno, para que reuniera a los consejeros y los enterase de que cedía la corona, al príncipe Fernando, su heredero. El presidente, arzobispo de Valencia, era adicto a la reina y entretuvo la carta hasta informar a ésta. Isabel de Farnesio se espantó y encolerizó y mando reforzar la vigilancia sobre su esposo”.
El estado psicopatológico de Felipe a lo largo de estos años fue calamitoso
Otro historiador Ricardo García Cárcel decía “Felipe V reinó dos veces. Hay ciertamente un primer Felipe, antes de 1724, que quiso ser rey. Pero tras la muerte de su hijo Luis, el Felipe V que vuelve a ejercer como rey ya no será el mismo. El segundo Felipe es un rey, ante todo, consorte de su mujer, Isabel de Farnesio, que usó con frecuencia la frase “el rey y yo”, como emblema de una singular monarquía dual en la que quien tomaba las decisiones era la reina.
El estado psicopatológico de Felipe a lo largo de estos años fue calamitoso, aunque la enfermedad viniera de lejos y hay que valorar positivamente el cierto descaro del historiador Henry Kamen a la hora de romper con las pudorosas valoraciones de la psicología del rey por parte de la historiografía romántica, que siempre prefirió creer en un rey secuestrado en la alcoba por su mujer, antes que un rey inhabilitado mentalmente para reinar”.
Como vemos, para muchos fue un gran Rey de España y su principal labor fue la modernización del país. Sin embargo, con lo que hemos visto, vemos como muchos historiadores trabajan exclusivamente en alabar al que está en el poder, eso hace que la historia sea siempre favorable con los monarcas y la crítica sea escasa. Sin embargo, la realidad es muy distinta, siendo Felipe V un personaje enfermizo, obsesivo e inmoral muy lejano de lo que nos cuentan los historiadores oficiales.
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