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Foto del escritorAndrés Cifuentes

Bernardo de Gálvez: el español que salvó a Estados Unidos

Bernardo de Gálvez fue el brazo militar español en la guerra de Independencia de Estados Unidos. Sirvió bien a los intereses tanto estadounidenses como españoles del momento.


La toma de Pensacola fue un duro golpe para los intereses británicos. Foto: Wikimedia Commons / Augusto Ferrer-Dalmau / CC BY-SA 4.0. Bernardo de Gálvez y la independencia de EEUU Pensacola

Bernardo de Gálvez es el más relevante miembro de una familia de hidalgos de la localidad malagueña de Macharaviaya. Los Gálvez dieron a la monarquía española numerosos cargos de gobierno y de la administración, así como militares de importancia. Bernardo fue una figura clave en la independencia de Estados Unidos.


La guerra secreta


Tras el final de la guerra de los Siete Años, Bernardo fue destinado a la Luisiana. La guerra de los Siete Años, librada entre 1756 y 1763, había enfrentado a varias potencias europeas contra Inglaterra y Prusia, y la habían motivado intereses territoriales, marítimos y comerciales. España había obtenido de Francia la parte de la Luisiana al oeste del Misisipi en el Tratado de París de 1763 (Inglaterra obtuvo la parte oriental). En 1776, Bernardo sustituyó de forma interina al gobernador del territorio, cargo en el que fue ratificado al año siguiente. Desde ese puesto, Gálvez dio respuesta a la petición que formularon los representantes de los colonos, que, reunidos en la Convención de Virginia, habían declarado la independencia de las colonias inglesas en Norteamérica.


Mapa de la costa de Luisiana y Florida de 1764. TERCEROS

Gálvez colaboró con el Ejército Continental, el formado por las trece colonias. Durante varios años lo hizo de forma discreta, ya que el rey español Carlos III dudaba si intervenir en la guerra. Los españoles y los colonos americanos firmaron un contrato de provisión que constituyó uno de los ejes de la ayuda hispana a los rebeldes durante la “guerra secreta”. La mayor parte de esa asistencia llegó desde la península, aunque también la recibieron de México. Se enviaron uniformes, mantas, tiendas de campaña, quinina, grandes cantidades de pólvora y otros suministros para el abastecimiento de las tropas del Ejército Continental, así como importantes partidas de dinero en metálico. Para introducir la ayuda se utilizó como centro operativo el puerto de Nueva Orleans, capital de la Luisiana.


Durante los primeros años de la guerra de Independencia norteamericana, los españoles apoyaron a los rebeldes de forma discreta.


Gálvez negoció el apoyo a los colonos con Thomas Jefferson y Oliver Pollock, católico de origen irlandés comprometido desde el primer momento en la lucha de las colonias por su independencia. Fruto de esas negociaciones fue la apertura a los colonos del puerto de Nueva Orleans y la navegación por la cuenca del Misisipi, controlada por los españoles. El gobernador de la Luisiana envió dinero y provisiones y ordenó una serie de disposiciones para obstaculizar las acciones de los británicos en la zona, bajo el pretexto de luchar contra el contrabando.


Retrato de Bernardo de Gálvez. TERCEROS

Remontando el Misisipi


En junio de 1779 se rompieron las hostilidades entre España y Gran Bretaña. Gálvez se preparó para la lucha. La profesora Marion Reder, que lo ha calificado de hábil político, prudente diplomático, gran estratega y heroico soldado, ha señalado que su actuación en la contienda se centró en dos planteamientos principales. Por un lado, intensificó las acciones para neutralizar la amenaza británica y favorecer las operaciones del Ejército Continental. Por otro, atacó las posiciones británicas, pese a encontrarse en muchas ocasiones en inferioridad numérica, tanto en hombres como en medios. Suplió esas dificultades convirtiendo el factor sorpresa en una ventaja militar.


En verano, Gálvez, que esperaba una ofensiva británica desde el norte y el este, decidió atacar primero. Organizó un ejército variopinto y remontó la cuenca del Misisipi. Su ataque sorprendió a la guarnición inglesa del fuerte de Manchac, que capituló rápidamente. Continuó su avance por el Misisipi hasta Baton Rouge, donde había un fuerte contingente –cerca de medio millar– de “casacas rojas”. La conquista de Baton Rouge fue rápida gracias a la estrategia del español.


Bernardo de Gálvez supo convertir el factor sorpresa en una ventaja militar para suplir su inferioridad numérica.


A continuación, marchó sobre Panmure de Natchez, cuya ocupación le permitió controlar toda la cuenca baja del Misisipi y ampliar el dominio español en la zona en más de cuatrocientas leguas. Su actuación supuso un duro golpe para los intereses militares y económicos de los británicos. Al tiempo que daba un respiro al Ejército Continental, los comerciantes ingleses perdieron el lucrativo comercio de pieles que ejercían en aquel territorio.


La marcha de Gálvez remontando la cuenca del Misisipi. Foto: Wikimedia Commons / Augusto Ferrer-Dalmau / CC BY-SA 4.0. TERCEROS

Jaque a los británicos


Al año siguiente, Gálvez se dirigió al este, atacando la Florida. Su objetivo era Mobila. Primero rindió el fuerte Charlotte, que era la puerta de la plaza. Poco después, Gálvez entraba en Mobila. Su pérdida significaba para los británicos la apertura de un nuevo frente.


Gálvez se preparó entonces para un nuevo objetivo: Pensacola. El español preparó el ataque con minuciosidad, y, en los primeros meses de 1781, inició la campaña. La plaza estaba defendida por cerca de dos mil soldados, a los que había que sumar los colonos leales a la Corona británica y más de medio millar de indios que le eran fieles. La toma de Pensacola fue un hito en su carrera militar, tras el que fue ascendido a teniente general.


Aquel verano se hizo con San Agustín, ya en la costa de la península de Florida. La exitosa campaña de Gálvez supuso un serio revés para el mando británico. A las pérdidas territoriales había que añadir la distracción del importante contingente de tropas que Londres hubo de utilizar para tratar de contener su avance.


La toma de Pensacola forzó a los británicos a destinar un importante contingente de tropas para tratar de contener el avance de Gálvez.


Conquistada la Florida, Bernardo de Gálvez siguió colaborando con los colonos durante los meses siguientes hasta el fin de la guerra, en 1783. Reunió millón y medio de pesos, que, a través de los franceses, hizo llegar a las tropas de George Washington , que en el otoño de 1781 se preparaban para librar la decisiva batalla de Yorktown, donde el ejército británico sufrió una grave derrota.


La toma de Pensacola supuso el ascenso de Gálvez a teniente general. TERCEROS

Un gran aliado


Esa derrota anunciaba la paz que puso fin a la conflagración y obligó a Gran Bretaña a reconocer la independencia de Estados Unidos. Oliver Pollock, agradecido por la ayuda, propuso al Congreso de Estados Unidos que se hiciera un retrato del gobernador de la Luisiana y se colocase en las dependencias de la cámara norteamericana. Si ese cuadro fue exhibido en una dependencia del Congreso de Estados Unidos, más tarde se perdió y se desconoce su paradero.


El mismo año en que se firmó la Paz de Versalles, Gálvez regresó a España, pero poco después volvió a las Indias como capitán general de Cuba. El cargo lo ostentó muy poco tiempo, ya que, al morir su padre a finales de 1784, fue nombrado virrey de Nueva España. Por desgracia, también en este caso ejerció su labor brevemente. En noviembre de 1786 fallecía por causas naturales, cuando solo contaba 40 años.


La actuación de Bernardo de Gálvez en la guerra de Independencia de Estados Unidos fue decisiva para la victoria del Ejército Continental. El gobernador de la Luisiana, con su contribución material y sus acciones militares, logró expulsar a los británicos de la cuenca baja del Misisipi y de la Florida.


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