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  • Foto del escritorAndrés Cifuentes

Zeus, el primer violador en serie

El 'rey de los dioses' hizo uso de sus poderes para satisfacer sus deseos y cometer atroces abusos sexuales.


'El rapto de Ganímedes' y 'El rapto de Europa', de Pedro Pablo Rubens, forman parte de la exposición 'Arte y mito' en CaixaForum Àlex Garcia

Cruel, caprichoso y mujeriego. Zeus fue famoso por su calentura y sus múltiples amoríos. Pero más que un seductor, un sex symbol del Olimpo, 'el rey de los dioses' fue un depredador, un violador en serie que abusó de sus poderes divinos para cometer toda suerte de atropellos sexuales. Violó a Leda convirtiéndose en cisne y a Europa metamorfoseándose en toro; abusó de su madre Rea; secuestró al niño Ganímedes con la apariencia de un águila; poseyó a Dánae en forma de lluvia dorada; se hizo pasar por su hijo para forzar a la ninfa Calisto... La mitología clásica está sembrada de historias de violencia sexual, muchas de las cuales se siguen narrando como raptos, un término más amable e inocuo (al fin y al cabo, un secuestro no está tan lejos de la seducción, y de ahí a una relación amorosa hay un paso) pero que en realidad describe el paso previo a la violación.

Diosas, ninfas, mujeres mortales o niños: nada le detiene


'El rapto de Ganímedes', de Rembrandt, en el Staatliche Kunstsammlungen de Dresde

En Arte y mito. Los dioses del Prado, exposición que muestra las diferentes formas con las que los artistas han representado los relatos mitológicos, vemos a Zeus transformado en un magnífico toro blanco que avanza en el mar llevando a lomos a la princesa Europa, hija de los reyes de Fenicia, ignorante aún de que lo que va a suceder en las playas del sur… Rubens copió la obra de la que Tiziano había realizado para Felipe II y cuyo título parece más ajustado en inglés: The rape of Europa (La violación de Europa). También Rubens retratará el momento en el que metamorfoseado en águila Zeus secuestra al joven Ganímedes (un niño que se orina de puro terror, según la versión más empática de Rembrandt), al que Homero describió como “el más hermoso de los mortales”. Lo llevó al Olimpo para ejercer de copero de los dioses, el encargado de escanciar el néctar y la ambrosía en los banquetes. “No está bien lo que haces, este muchacho incluso vive con nosotros […]. Y nunca tomas la copa de sus manos sin darle un antes un beso, en presencia de todos, y su beso te resulta más dulce que el néctar. Y cuando él ha bebido, tomas la copa y bebes en ella poniendo tus labios en el mismo sitio que él lo hizo, para seguir besándolo mientras bebes”, le reprocha su esposa en Diálogos de los dioses, texto del siglo II de Luciano de Samósata.

Una noche de bodas de 300 años

'Júpiter (Zeus) y Juno (Hera) ', de Annibale Carracci, en el Museo del Louvre

Zeus (Júpiter en la mitología romana) se casó con su hermana Hera (Juno), aunque el matrimonio empezó de la peor de las maneras posibles. Un día la vio pasear sola y sintió deseos de poseerla, así que tomó la forma de un inocente cuco con las alas mojadas y embarradas para despertar su compasión. Ella lo metió dentro de sus ropas para secarlo y él aprovechó para desvirgarla sin que ella tuviera tiempo de reaccionar. Avergonzada, accedió a casarse y la noche de bodas duró 300 años. El resto del tiempo vivió poseída por los celos, derrochando ira contra las conquistas de su marido y la numerosa prole que iba dejando a su paso.

Tres días sin sol en la cama de otro

'Los amantes', de Giulio Romano, sobre el mito de Alcmena y Zeus. Museo del Hermitage

Cuando Anfitrión llegó a Tebas, Zeus ardió en deseos por su esposa Alcmena, que además de casada era fiel. Así que solicitó la ayuda de Ápate, diosa del engaño, y se metió en la cama de Alcmena disfrazado de su esposo Anfitrión. Ignorante del engaño, le dio la bienvenida y se entregó a una noche de sexo que duró tres días, ya que Zeus le había prohibido al dios del sol Helios que se levantara hasta que él hubiera terminado. Poco después de que el impostor se hubiera ido, llegó Anfitrión, que tomó el relevo en la cama. Es la historia de una mujer que no consintió, pero sigue siendo objeto de chanzas y materia de numerosas comedias.

Leda, poseída por un cisne

'Leda y el cisne', de Leonardo da Vinci. Galería Borghese, Roma

Zeus adoptará también la apariencia de un sátiro para poseer a Antíope, la hija del hija del rey de Tebas, e incluso se transformará en su hija Ártemis para meterse en la cama de la ninfa Calisto. Su imaginación era al menos tan grande como su obsesión sexual y sus estratagemas para satisfacerla. Cuando vio a Leda, esposa del rey de Lacedemonia, bañarse desnuda en un riachuelo cercano a palacio, fingió ser un cisne que estaba a punto de ser atacado por un águila.

Nubes negras y luvia dorada

'Zeus e Ío' de Antonio Correggio, en el Museo de Historia de Viena
'Dánae recibiendo lluvia de oro', de Tiziano, en el Museo del Prado

En ocasiones, Zeus adquirió las formas de fenómenos atmosféricos para lograr sus objetivos. Se transfiguró en nube gris para violar a Ío, una sacerdotisa de la diosa Hera que se resistía a sus avances. Para evitar males mayores el padre de la joven la echó de su casa aconsejado por los oráculos. Zeus se salió con la suya envolviéndola en una nube negra y luego la transformó en ternera para no despertar las sospechas de su esposa. Pero el engaño fracasó y la venganza de Hera fue terrible: le envió un tábano para que le picara sin descanso, obligándola a vagar sin parar por el mundo. Para forzar a Dánae, a quien su padre Acrisio, rey de Argos, había encerrado en una torre para evitar que tuviera descendencia, se convirtió en lluvia dorada que que se filtraba a través del techo de la cámara subterránea y llegaba hasta su útero.


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