Durante la época victoriana tardía, muchas mujeres aspiraron a ser lo que la sociedad consideraba como la mujer ideal. La mujer ideal de los últimos años del siglo XIX era una esposa y ama de casa, considerada pura por aquellos que la rodeaban. Desafortunadamente, la vida para una mujer de la época victoriana se encontraba habitualmente con dificultades, ya que muchas no tenían los medios para vivir a la altura de esta norma social.
Comportamiento social y sociedad
Las normas sociales durante la época victoriana tardía eran bastante diferentes de las de hoy en día. Los roles de género eran claros y generalmente respetados. Se esperaba que una mujer se case a una edad temprana y que se represente a sí misma como un individuo delicado, débil e indefenso. No debía expresar sus opiniones públicamente, al menos no delante de hombres. Aunque muchas mujeres tenían conflictos internos acerca del trato sexista, la mayoría lo aceptaba y se comportaba de manera inocente y sumisa.
Habitualmente, las mujeres pasaban sus días trabajando en el hogar, criando a sus hijos, haciendo visitas, cosiendo y, generalmente, ocupándose de su cuidado personal. Las esposas actuaban como representantes o secretarias de sus esposos en la mayoría de las circunstancias.
Moda
La época victoriana era un tiempo de alta costura para las mujeres adineradas. Los vestidos solían ser muy elaborados, con cinturas en "V", capas sobre capas de telas finas y elegantes mangas acampanadas. Los atuendos se hacían más elaborados año a año, mientras el encaje y los adornos con cuentas se volvían comunes entre la élite. Las mujeres adineradas solían cambiar sus atuendos hasta seis veces en un día, según el evento o tiempo (por ejemplo, visitar amigos, ir a la ópera, viajar, cenar, asear, etc.).
Aunque los registros fotográficos muestran a las mujeres de la época victoriana usando vestidos espléndidos, este no era el caso de las mujeres pobres de esa época. Las mujeres victorianas pobres usualmente vestían harapos y no era poco común que usaran atuendos que habían pasado por numerosas mujeres. La mayor diferencia aparente entre clases sociales en esta época era la forma en que una mujer se vestía.
Carreras y trabajo
Idealmente, en la sociedad victoriana, una mujer debía casarse joven y trabajar en su hogar criando a los niños y organizando la casa para su esposo. Sin embargo, las mujeres de clase media y obrera no tenían otra opción más que buscar trabajos, ya que los salarios de sus esposos eran bajos o eran solteras. El trabajo más común para una mujer era el de sirvienta. Estas mujeres solían vivir con sus jefes y el pago era relativamente pobre. Otros empleos incluían trabajar en desfibradoras de algodón, ser comerciantes o enfermeras. Algunas mujeres pobres y analfabetas elegían la prostitución como forma de trabajo durante la época victoriana. Al aproximarse el nuevo siglo, más mujeres se volvieron maestras. Cuando se inventó el teléfono en 1876, se entrenó a las mujeres para que operaran centralitas como una forma de trabajo.
Casamiento
Para las mujeres de la época victoriana, el casamiento era un tema serio. Se entrenaba a las mujeres jóvenes para el casamiento. Se les enseñaba a cantar y a bailar y, a veces, a tocar un instrumento o hablar lenguas extranjeras, todo por el propósito del matrimonio. Cuando las mujeres se casaban, se les requería que fueran esposas diligentes y que tuvieran muchos hijos. Mientras sus esposos estaban fuera trabajando, las típicas mujeres victorianas tenían que limpiar el hogar, educar a sus hijos y tener la cena lista para la llegada de sus esposos. Se les requería obedecer sus órdenes. Si una mujer y su esposo se divorciaban (lo cual era raro, pero no inaudito) ella perdía todos los derechos sobre sus hijos y la división de propiedades. Antes de 1887, la propiedad de una mujer se volvía de su esposo en la instancia del casamiento. Después de 1887, con la ley de la propiedad de la mujer casada, se le garantizó el derecho a su propiedad.
Prostitución
La prostitución era un medio de supervivencia bastante común durante la época victoriana. Al principio era aceptada y se tenía compasión por las mujeres que se volvían prostitutas. Sin embargo, a medida que más y más mujeres se volvieron prostitutas y la demanda aumentó, un creciente odio remplazó la simpatía, ya que muchas mujeres se rehusaban a una reforma. El Dr. William Sanger fue uno de los primeros en la época victoriana en estudiar los motivos por los cuales las mujeres se prostituían. A través de su investigación, concluyó que la mayoría de las mujeres eran analfabetas, pobres o habían sido echadas de sus hogares o apartadas de la sociedad por algún motivo.
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