En el término municipal de Filadelfia, Misisipi, miembros del Ku Kux Klan matan a Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney, tres trabajadores por los derechos civiles
Aquel domingo de junio, tres jóvenes afroamericanos de 19 años hacen autostop en la carretera de Roxie, Misisipi. James Ford Seale, que circula por la misma, los avista y presumiendo que se trata de trabajadores en pro de los derechos civiles, les invita a subir a su automóvil identificándose como un agente federal centrado en la investigación de los alambiques de alcohol ilegal. Conseguidas sus presas, se dirige presuroso al Bosque Nacional Homochitto, entre Meadville y Natchez, en Misisipi, donde ha congregado a otros compañeros del Klan, entre los que se encuentra su compinche Charles Edwards. La supremacía blanca debe quedar patente, esta es su gran ocasión. Decididos se ponen manos a la obra. Seale, diligente, encañona a la pareja con su escopeta recortada. La violencia y determinación de su gesto envalentona al resto del grupo, que ata a los jóvenes a un árbol e inicia el ritual. Armados de largos y delgados palos, les flagelan con violencia. Ya moribundos, los envuelven en una lona de plástico (de acuerdo con los testimonios presentados en el juicio celebrado en 2007) y los meten en el maletero del Ford rojo de otro de los participantes en el cruel asesinato(Ernest Parker, según los archivos del FBI). El Klan los conduce casi 100 kilómetros hasta el río Ole, en Misisipi.
Allí, los homicidas atan a la pareja a las cadenas de un viejo Jeep y aún con vida, los lanzan al agua. Un informante del Klan contará al FBI que Seale pensó en rematarlos con su escopeta, pero que desistió por temor a ser descubierto.
Los cadáveres son encontrados cerca de dos meses después por buzos de la Marina de EEUU. James Ford Seale y Charles Marcus Edwards, de 29 y 31 años, ambos militantes del Klan, son arrestados como resultado de una operación policial abordada por miembros del FBI y oficiales de la Patrulla de Carreteras de Misisipi el 6 de noviembre de 1964. Tan solo cinco meses después del horrendo crimen, los dos asesinos confiesan su culpabilidad. El FBI les deja en libertad tras cinco días por falta de pruebas y de que miembros de su familia depositaran una fianza de 5.000 dólares por cada uno. El 11 de enero de 1965, el fiscal del distrito presenta una ‘moción para desestimar las declaraciones juradas’ defendiendo a los acusados, alegando que Seale y Edwards habían declarado su culpabilidad bajo presión policial.
El 14 de enero de 1966, Seale es llamado a comparecer ante un subcomité de la Cámara de Actividades Antiamericanas que investiga las actividades del Klan. Junto a él comparece entre otros presuntos violentos miembros de la organización su padre, Clyde Seale, y dos de sus cómplices del homicidio de 1964.
El caso es sobreseído, la fiscalía alegará que el KKK es encubierto por la policía . Las autoridades locales hacían caso omiso a todos los abusos cometidos por la organización. Era el signo de los tiempos. Tras la Segunda Guerra Mundial, la supremacía blanca debía oponerse al Movimiento de los Derechos Civiles. Su objetivo era castigar a todos aquellos que pertenecían a grupos minoritarios, fuese cual fuese su naturaleza, racial, sexual o religiosa.
En la década que nos ocupa, el Ku Klux Klan contaba entre 5.000 y 8.000 miembros en sus huestes, algunos de los cuales podían encontrarse en los departamentos de policía del Sur, como Alabama, o en la oficina del gobernador .
Seale y Edwards lograron así salir indemnes del cruel asesinato que cometieron. Edwards, cobarde cómplice, optó por confesar sus crímenes evitando el castigo. Seale, por su parte, tras hacerse pasar por muerto durante años, no logró evitar que el peso de la justicia cayera sobre sus espaldas. Su expediente se reabrió en 2005. El 24 de enero de 2007 fue procesado por el Tribunal de Distrito de EE.UU. El 24 de agosto del mismo año fue sentenciado a tres cadenas perpetuas por sus crímenes. En 2008, el secuestro y posterior asesinato de los afroamericanos cometido por Seale fue revocado en la Corte de Apelaciones de Estados Unidos por la Quinta Enmienda.
La particular virulencia del caso haría que el FBI lo denominase ‘Mississipi Burning’, (‘ Arde Mississispi ’). La complejidad de su entramado inspiraría una película en 1988 que denunciaba el crimen cometido por la organización, inexplicablemente vigente en la época.
James Ford Seale, miembro del Ku Klux Klan, asesino de tres jóvenes afroamericanos en 1964, murió en agosto de 2011 a los 76 años en una prisión federal. Tres años de prisión bastaron para pagar por su horrendo crimen.
Fuente: www.lavanguardia.com/hemeroteca
Комментарии