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  • Foto del escritorAndrés Cifuentes

Carolina Coronado (1820 – 1911)


Nace en Almendralejo (Badajoz), autodidacta en su formación, con lecturas desordenadas aunque siempre se movió en un ambiente culto y selecto.

Fue bastante precoz, su primer poema se publicó en 1839 en el periódico madrileño “El Piloto”, fundado y dirigido por Donoso Cortés.

Este poema tuvo bastante repercusión, entre otros en José de Espronceda quien le dedica unos versos. En 1843 apareció su primer libro de Poesías con prólogo de Hartzenbusch, otro que alabó sus cualidades poéticas y que se convertiría en su maestro y amigo y con quien mantuvo numerosa correspondencia.


La Biblioteca Nacional de España conserva un total de 32 cartas de esta correspondencia. A partir de entonces publicará sus composiciones en distintos periódicos como Semanario Pintoresco Español, La Gaceta literaria y musical de España, El Laberinto, El Almacén de frutos literarios, La Risa, etc.


Dedicó muchos de sus poemas a su tierra extremeña y al mismo tiempo participó activamente en la vida cultural de Badajoz apoyando o siendo parte activa en las distintas sociedades: fue vocal de la Comisión de Instrucción Primaria Provincial, colaboradora de la Sociedad Educativa privada fundada por su cuñado y también fue el alma de la sección literaria de El Liceo de Badajoz y de las revistas que surgieron como El Liceo de Badajoz. Periódico artístico, literario e industrial (1844) y posteriormente El Pensamiento y El Guadiana, donde propició la colaboración de otras mujeres escritoras. Así mismo junto a Gabino Tejado promocionaron el teatro mediante estrenos de obras de autores como Zorrilla, Martínez de la Rosa o Hartzenbusch y ella misma comenzó a escribir alguna obra teatral como Alfonso IV de León (1844), El Cuadro de la Esperanza (1845) y otros cuyos textos se han perdido como El Divino Figueroa, Un alcalde de Monterilla o Petrarca.

El pesimismo se hace cada vez más presente en su obra junto con la reivindicación feminista y social, así como el tema de la fe y de la Patria.

Utilizó un seudónimo masculino, Conde de Magacela, para firmar los artículos titulados, Las fiestas en Portugal y para la colección Un libro sin letras.

En cuanto a sus novelas, Jarilla fue una de sus obras más populares, publicada en 1850 y reeditada en varias ocasiones. Ese mismo año publica también Paquita y Adoración que junto a La Rueda de la desgracia son novelas de corte folletinesco. Posteriormente en 1854 saca a la luz La Sigea, novela histórica que le sirve para hablar de muchos temas que le inquietaban. Por último El oratorio de Isabel la

Católica, más que una novela corta es un cuento y fue escrita en 1886. Todas sus obras cosecharon muchos éxitos en su época a juzgar por el número de traducciones que tuvieron.


En 1852 se casó con el diplomático norteamericano Justo Horacio Perry. Por su casa de Madrid desfilaron lo más granado de la intelectualidad madrileña, fue incluso amiga de la reina Isabel II. En 1854 sufre la muerte prematura de su hijo debido a unas fiebres tifoideas y en 1873 a su hija mayor por una epidemia de sarampión, esto unido a su delicada salud (padeció toda su vida ataques de catalepsia) en esas fechas comenzó su retiro literario y su silencio poético pero su obra ya era lo suficientemente conocida y aplaudida. Fue incluso retratada por el gran pintor de corte Federico de Madrazo.


Tras la muerte de su esposo y de sus hijos, su aislamiento y extravagancias se acentuaron. Murió en su palacio de Mitra, Lisboa, el 8 de enero de 1911 a los 90 años y sus restos junto a los de su marido fueron trasladados al cementerio de Badajoz, donde permanecen en la actualidad.


Para saber más: rtve.es

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