Erótica
Brevería 487
La memoria de mi cuerpo te recuerda,
la memoria de mi espíritu te añora;
¿qué memoria podrá ser la que te llora
con temor de que tu amor quizá se pierda?
Después
Una vez más de ti he apoderarme,
te amaré una vez más, y habrás de amarme.
Tu rosa se abrirá sin resistencia,
e inundaré tu vientre de mi esencia,
explotando en color tu fantasía
mientras me dices tuyo y te hago mía.
Mas no te haré una efímera conquista
que abrace sólo cuanto ve la vista.
La posesión del cuerpo es delirante,
mas veloz, como raudo caminante:
Breves momentos de penetración,
y unos instantes de eyaculación;
pero la maravilla de este acto
está en la permanencia del contacto:
Tu piel junto a mi piel, cálida y firme,
sin cesar de mirarme y sonreírme;
y un bloqueo absoluto de la mente
desatendiendo cada sombra ausente.
La población del mundo reducida
a dos amantes y una sola vida;
y sin ruedas el tiempo, sólo frenos,
y junto a mí la ofrenda de tus senos.
Ambos nos hallaremos suspendidos
en un mundo ulterior a los sentidos,
mundo incorpóreo en el que todo es alma,
con la pasión aún viva, pero en calma.
Cómo hablarán los ojos a los ojos,
descorriendo los últimos cerrojos
de las zonas ocultas, nebulosas,
donde se marchitaron otras rosas.
Ahora descolgaremos las cortinas,
y llegará la luz a las esquinas,
mostrando los más íntimos objetos,
en claridad total, y sin secretos.
Así me abrazarás, así te espero,
así me has de querer, así te quiero.
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